Por: Luis Avellaneda Ulloa – Realidades SAC

Hoy en día, las empresas se esfuerzan por encontrar mecanismos y herramientas que fortalezcan su reputación tanto interna como externamente. Las agencias de PR y las consultoras de comunicación también los acompañan en estos procesos. No cabe duda de que este intangible otorga valor y diferenciación en el entorno empresarial y frente a sus stakeholders, fortaleciendo así la marca empleadora.

Visión de una marca empleadora

Una marca empleadora necesita tener una visión externa como interna. Por ejemplo, la atracción de talento no debe limitarse a comunicaciones que fortalezcan solo el exterior de las paredes de la empresa, sino que exige de una coherencia integral en todas aquellas acciones que demanden visibilidad. Centrarse exclusivamente en los mercados externos puede conllevar a varios riesgos, especialmente porque la imagen podría ser considerada como efímera, cuando la realidad no se encuentra correlacionada. El valor de una organización no reside solo en lo que hace, sino en las personas que lo hacen.

El legado adquiere valor cuando logramos que los colaboradores se sientan identificados con el propósito y los valores de la organización, y el territorio es el resultado que determina la expansión natural del trabajo bien hecho, reflejado en el crecimiento empresarial.

Las percepciones son procesos cognitivos que permiten construir imágenes mentales de las organizaciones y las marcas. La gran pregunta es cómo construir una percepción uniforme en relación a los diferentes públicos con los que nos relacionamos.

¿Cuáles son los desafíos a nivel interno y externo de una marca empleadora?

A nivel interno, retener, motivar y fomentar el espíritu innovador de los colaboradores se convierte en uno de los principales desafíos para construir una cultura sólida. En este sentido, ellos conocen quiénes somos y cómo actuamos. Esta perspectiva puede llevar al análisis de algunos indicadores de la reputación: la credibilidad, que se refiere a si cumplimos con lo que decimos; la transparencia, que demanda la implementación de canales de comunicación que transmitan mensajes de valor para todas las audiencias; y la legitimidad, que implica la coherencia ética entre lo que decimos y hacemos.

Desde el punto de vista externo, las empresas deben enfocarse en transmitir una visibilidad integral y esto les permitirá una sólida exposición frente a las diversas necesidades de información de cada uno de sus públicos. Limitarse a abordar temas comerciales, de crecimiento y de nuevos mercados puede generar diferentes posiciones convergentes y divergentes en relación a sus acciones. Las organizaciones van más allá de estos aspectos.

Lograr más territorio siempre será un legítimo anhelo y lograr un legado consistente será un reto y desafío permanente.